IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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miércoles, 4 de noviembre de 2009

ENTREGA DE PREMIOS "OROLA DE VIVENCIAS"

El pasado 28/10/2009 se realizo el acto de entrega de premios del "III CERTAMEN DE VIVENCIAS OROLA" en en Centro Cultural "EL AGUILA", al cual no pude asistir por razones laborales muy a mi pesar. La autora argentina Rosalía Granja, de Buenos Aires, que vino expresamente a recoger su Antología, fue invitada a leer y recibir el 2º Premio, "Amor sin Epitafios", en mi nombre, por lo que quiero agredecerle el gesto desde el blog.

sábado, 24 de octubre de 2009











FOTOS DE LA ENTREGA DE PREMIOS EN BEAS DE SEGURA EL 24/10/2009




Mi hijo, Manuel Torres Tendero, acaba de ganar el premio de poesia infantil "Carmen de Michelena" de Beas de Segura, con el poema dedicado a su madre: "Gracias por tu forma de ser mujer"

Gracias por tu forma de ser mujer.

Dedicado a Mª Isabel


Sacrificas tu vida
para proteger a tus tres pasiones
y nos entregas tu tiempo,
tu amor y tu trabajo
sin cobrarnos nada a cambio,
si acaso algunos besos silenciosos.

Y ahora, que no tengo deberes,
aprovecho la ocasión para pedirte
perdón por las contestaciones y las palabrotas,
con mis hermanos pequeños por reñir
y quiero prometerte que en otro examen
sacaré la mejor nota,
porque sé que te pones muy alegre
y es mi manera de hacerte feliz.

Quiero rogarte, por favor,
que siempre veles por tus tres pasiones
y que siempre nos tengas en tu corazón
como nosotros a ti.

Manuel Torres Tendero

lunes, 12 de octubre de 2009

ENTREGA DE PREMIOS "CERTAMEN "PAN DE TRIGO"

LOS CUATRO PREMIADOS Y D. FRANCISCO CARO, GANADOR 2008
Y MANTENEDOR DEL ACTO
ENTREGA DEL XX PREMIO DE POESIA "PAN DE TRIGO"

LOS PREMIADOS CON EL GRUPO "PAN DE TRIGO"



miércoles, 2 de septiembre de 2009

XX PREMIO DE POESIA "PAN DE TRIGO" DE LA SOLANA

La Solana, 1 de septiembre de 2009
El grupo Artístico y Literario “Pan de Trigo” ha emitido el fallo de su XX Certamen Poético Nacional. Reunido el jurado y, tras una difícil deliberación por la cantidad y calidad de los trabajos presentados, se decide otorgar los siguientes galardones:

1º PREMIO, dotado con símbolo Pan de Trigo, 400 euros y matrícula en la Escuela de Escritores Alonso Quijano de Alcázar de San Juan, a Esteban Torres Sagra, natural de Montizón (Jaén) por su trabajo titulado CHARADA.

2º PREMIO, dotado con símbolo Pan de Trigo y 300 euros, a José María Torres Fabero, natural de Membrilla (Ciudad Real), por su trabajo titulado HISTORIA OTRA.

3º PREMIO, dotado con símbolo Pan de Trigo y 200 euros, a Isidro Catela Marcos, natural de Salamanca, por su trabajo titulado LA BREVE FELICIDAD.
PREMIO JOVEN, dotado con símbolo de Pan de Trigo y 200 euros, a Lourdes Rubio Ramírez, de Argamasilla de Alba (Ciudad Real), por su trabajo titulado A UN VERSO SUELTO.
***
El jurado ha estado formado por los componentes del grupo Juani Torrijos, Antonio García Catalán e Isabel del Rey, y como secretaria, Ramona Serrano.
El acto de entrega de premios se llevará a cabo el sábado, día 10 de octubre, en el auditorio de la Casa de Cultura. Durante el mismo acto, se rendirá homenaje a Lope de Vega, en el cuatrocientos aniversario de su poema El arte nuevo de hacer comedias.

Pan de Trigo



CHARADA


Arrojaré al viento la olla de sal
donde me cobijaba
cuando la espuma
de un sí rotundo parta de tu lengua,
cuando los elementos se conjuren
sobre altares de culto milenarios
y nazca de tu boca una rosa de agua,
porque ya no me sirve cualquier sí,
porque ya no me sirve un sí cualquiera.

Será un brindis afrodisíaco de cadetes
primerizos, de apóstoles novatos,
de heliotropos ciegos que apuntalan el ocaso
con la fragua constante de sus vigas,
que apostillan la luz
y la niegan tres veces
si pregunta por su génesis algún recuerdo.


Y el mar,
o el aire,
o las gavillas de oro que condensan
en tus ojos irisaciones pálidas,
o el cardomomo vivo que arde en una vela,
a modo de aliento, en tus entrañas,
me responderán al reto con huracanes
de confeti,
con hojas de sabinas
merodeando el crestero,
con humo romántico y oloroso,
con harina mojada
cubriendo las cumbres de los macizos.

E iré a buscarte
al mismo sitio del primer desprecio,
a aquel portal de siemprevivas muertas,
a la esquina triste donde tus labios
ensayaron el camino de la huida
y dejaron mi boca a la intemperie.

Entonces entenderé que el dolor es vencible
y su adalid más fiero vulnerable,
que la espera se amortigua con un vino rojo
y el amor lo forman insospechados resortes.

Entonces navegaré por los sueños
hasta la terraza ígnea de tus ingles,
beberé néctar divino de crianza
y bajaré de los puentes hasta las cenizas
más oscuras del agua
a besar sus arenas.

Si todo ha sido cierto una bengala
ascenderá hasta el Sol desde mis ojos
y por su escala la emoción genuina
alcanzará su cénit.

Si sólo ha vuelto a ser una quimera,
otra charada más del subconsciente,
cuando despierte lloraré en silencio
y, por enésima vez, suplicaré a tu Dios
que me libere al fin de este suplicio.

jueves, 30 de julio de 2009

UN NUEVO PREMIO DE POESIA

ANA ORTIZ, MI MUJER Y YO


ALGUNAS FOTOS DE LA ENTREGA DE PREMIOS EN BAÑOS, GENTILEZA DE ANA ORTIZ



ACABAN DE LLAMARME DE BAÑOS DE LA ENCINA PARA INFORMARME QUE ME HAN CONCEDIDO EL PRIMER PREMIO DE POESIA "PEPA CANTARERO", DOTADO CON 600 EUROS, POR MI POEMA "SALIR DEL ARMARIO" .
Espero que os guste.

SALIR DEL ARMARIO

Fuera, un océano de olas intestinas pugna por salirse del matraz.
La lluvia salada de los Trópicos aflora desde el centro de la Tierra.
El aliento vesubiano de la bestia que custodia las puertas del Parnaso
da limosna encendida a la carne, sopa boba a las manos mercenarias,
dádiva bastante para lubricar con cúmel todos los resortes del olvido.

Dentro, la náusea de sentir la naftalina huyendo por los poros adyacentes,
la caricia inhóspita sobre los muslos de un sinfín de americanas sucias,
el hollín azulado de pañuelos fricativos liberando líquenes y soda,
descompuestas aceitunas cornezuelas en zapatos aplastados por mi peso,
la rayuela infinita de botones que saltan sobre mis vértebras desnudas.

Fuera, los vilanos del deseo anudan sus corbatas a los dedos,
vientres saturados que se empeñan en inventarse nuevas danzas,
un gemido acallado por el ictus de otra boca viva superpuesta,
el olor a naranjas restregado sobre sábanas stradivarius,
corazones devorados por la ira que intentan reventar los corazones.

Dentro, las lágrimas robadas al dragón de la claustrofobia,
pieles de gallina donde antes cuajara en fruto mi libido,
un frío visceral e ilógico tan rodeado de paños anfitriones,
la soledad extrema y el ridículo de sentirse cadáver prematuro,
el rescoldo amargo y descompuesto de un amor oportunista.

Fuera, el verbo se hace carne al arrullo de las lenguas.
Orfeones antiguos desalojan a toda prisa las gargantas.
El género se esparce sobre tálamos de avispas dulces.
La ninfa se jacta del engaño magnificando su deleite.
Ejerce la mística sus opciones de tanteo sin alardes.

Dentro, el aire espeso es un patíbulo de mi confianza,
gratis vende el miedo las entradas de su coliseo,
cualquier ruido adoba de setas venenosas mis entrañas,
los goznes de mis coyunturas se abarrotan de peces congelados,
cien veces muero en esta noria del sudor y del escalofrío.

Fuera, se multiplican las moléculas de vaho en el espejo,
por las ventanas cerradas se cuelan golondrinas de hojaldre,
se empañan con terciopelo blanco los cristales limpios,
hay muelles decididamente románticos y silencios con ruido,
prospectos de amar en la mesita que ni siquiera se abren.

Dentro, repaso esquizofrénico los puntos cardinales.
Sin ninguna rendija de luz que contradiga la hermética
cuento los latidos en mis sienes sobre el eco de las tablas,
pastoreo la canal de ovejas colgadas sobre perchas
y establezco las últimas prioridades mientras planeo fugarme.

Fuera, el músculo prende la mecha de las colchas,
ejecutan los fluidos su manual de abundancia,
el animal recupera su elástico encumbramiento.
Se acerca la noche sobre estampidas de gatos,
a galope tendido, por el terraplén de la espalda.

Dentro, la geografía menguante y el tremens delirium,
todo el tiempo del mundo ejerciendo de estatua,
la lujuria de verme tan indefenso y cobarde,
expiaciones austeras para un sino emboscado
en plañideras bocanas que cobijan el polvo.

Fuera, la vida con raíces de hiedra enzarzada en las ingles,
la sal virtuosa que hace apetecibles semejantes momentos,
el ritmo atávico de la pelvis descubierto por las tribus paganas,
el ubio sagrado, la esquizofrenia precisa, el vaivén
unísono, la rotura de diques tras el dolor de la espera.

Dentro, las arañas campando por su ración de mosca,
la herida taimada del hervor irredento y baldío,
el aire rancio respirado cuatrocientas veces,
lágrimas de enciclopedia merced a tal postura,
la ráfaga de una idea que aboga por ahogarme.

Fuera, el humo denso de todos los tabacos juntos,
la respiración como un bosque de tilos en calma,
el olor caduco de los cuerpos rendidos.
A la orilla de su presa las jaurías se solazan.
El bidé humedece la última sonrisa.

Dentro, la ironía instala su box en mis caderas,
ajedreces de plástico custodian mis pormenores
al aullido sordo de la hinchazón entusiasta,
beben barniz bandadas mercúricas de perdices autistas
que despegan y aterrizan en aeropuertos fantasmas.

Fuera, la vigilia del placer sobre croquetas de angula,
el humus de los santos y el sudor de las bestias,
plastilina que atempera las huellas dactilares
de un hombre astifino con libro de familia,
pero con la lengua seca de lamer las areolas.

Dentro, mojama en mi boca de restregarse etiquetas,
mis manos mojadas por el licor del agobio,
un arquitecto de ceniza se imagina laberintos
y cava sus cimientos con capataces hebillas
sobre el esternón acorralado por los pantalones.

Fuera, la musa redoma su influencia en el sueño,
acelera los trámites del REM más profundo,
y se olvida del hombre que quemó en probatura
todo el cereal que albergaba su granero
en aras ancestrales, desafiando al descuido.

Dentro, mis vísceras fluorescentes en colores diversos
destellan a través de mi epidermis de látex:
balizas que colocan el pecado en su latitud precisa,
señales de culpa en un momento importuno,
destellos ofensivos de una penitencia que soslayo.

Fuera, las vicuñas acurrucan al hijo de Morfeo,
que establece un morse involuntario de sonidos guturales
para robinsones afincados en islas sin telégrafo.
El cansancio escribe su mejores guiones
sobre el postrer abrazo que protagoniza el silencio.

Dentro, el ego abollado por esquinas inversas.
Las grasas que sudan los chaquetones de pécari
forman un charco donde nadan las células
que se desploman acallando tintineos metálicos,
ejercicio reflejo de intuición en penumbra.

Fuera, alguien establece una logística inventada
y elige el momento para abrirme el postigo...
mas, en lugar de ofrecerme las rutas de Aníbal,
su carne me abraza y me empuja hacia el fondo
y quedamos los dos, fundidos en un solo cuerpo,

por los siglos de los siglos, sin salir del armario.

martes, 30 de junio de 2009

¡¡¡Mi primer premio de relato!!!

Ganador de la IX edición del premio de Tanatocuentos
El ganador de la IX edición del premio de Tanatocuentos de la Revista Adiós, galardonado con
1.500 euros y patrocinado por Grupo Funespaña, ha sido el relato "No acaba de salir Torcuato"
escrito por Esteban Torres Sagra. El autor es de Aldeahermosa de Montizón, provincia de Jaén. Es funcionario de carrera y actualmente trabaja como director en la oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (INEM) de Úbeda (Jaén)
El portavoz del jurado ha querido destacar que ha resultado finalista el cuento titulado "El Secreto" de Juan Pardo Vidal.
El jurado lo han compuesto este año Jesús Pozo (Periodista y director de la revista Adiós), Nieves Concostrina (escritora y periodista), María del Mar Fornovi (Abogada), Emiliano Cascos
(Redactor jefe de La Razón), Pilar Estopiñán (Periodista y guionista), Encarnación Orozco (Abogada), Carlos Santos (Periodista y escritor) y Francisco Pérez (responsable de la biblioteca del Centro Andaluz de Fotografía).

Al concurso se han presentado 437 relatos.

NO ACABA DE SALIR TORCUATO.


- ¡Que dice don Lorenzo que podéis traerlo ya, a rastras o como sea, pero ahora mismo, que si no no lo entierra hoy, y para mañana es tarde!.

El problema de la demora consistía en las dimensiones de Torcuato. Un zagalón de Mulas que se murió de repente mientras roncaba y que medía más o menos dos metros de alto, uno y pico de espalda y otro de cintura, y en peso superaba, supera, a un eral del Durazno.

Paca, La Codorniz, dice que ella vivió un caso similar con su abuelo El Topo, barrigón del siglo pasado al que hubo que dividir para poder sacarlo del corral, donde murió de indigestión de higos. Cuando ha dicho dividir todos hemos pensado en la tabla de multiplicar y en una cuenta en la pizarra de don Fidel, pero en seguida nos ha sacado del error cuando ha referido los utensilios del mencionado evento: un serrucho de leñador y un hocino de media vuelta. Eran otros tiempos, con menos medios mecánicos y menos escrúpulos, se disculpa.

Casimiro chisquea la lengua sobre el paladar y no ofrece alternativa. Es el encargado del coche fúnebre y cuando trajo las sillas para la vela ya advirtió que ataúdes tan grandes sólo entran en las habitaciones de pie y desarmados, la tapa por un lado y lo principal por otro, pero que luego para salir no hay forma, ni arrancando las puertas de los pernios, ni poniéndolo al bies.

El entierro es para las siete. Era. Ya marca el reloj las siete y media y no hay trazas de cortejo. Don Lorenzo se seca el sudor con la boca manga de la sotana mientras se asoma a la esquina con toda su cohorte de monaguillos y beatas. Viendo que la partida del casino se le está fastidiando decide intervenir y se presenta en la casa del finado, contra la costumbre del pueblo, sin avisar a nadie. Entra tronando y santiguándose a un tiempo, vocifera en voz baja y reparte bendiciones anónimas, sin destino, por los portales de la casa y la cocina. Remedios no sabe qué hacer ante el cura y se arrodilla para besarle el anillo, o la mano, o lo que acierta. Un grupo de hombres forcejea con la caja, la dejan en el suelo, la prueban otra vez por el hueco de la puerta, la giran, la marean, pero no encuentran la forma de sacar el artefacto sin derribar algún tabique, opción que alguien piensa en voz alta y desarma a los portadores que no saben si es la solución definitiva, o si tomarlo a broma. Don Lorenzo más calmo por el atisbo de solución, pinta una medio sonrisa en mitad de sus hoyuelos y se acerca a Abelarda la madre política de Torcuato y dueña de la casa para decirle a la oreja que en cinco minutos se presenta con los misales y los hisopos y le oficia las honras allí mismo, y que luego habrá tiempo para sacarle buenamente cuando la gente se haya dado por cumplida y vuelvan a sus quehaceres y a sus cosas. Gertru, la viuda, está pendiente de la jugada y parece leerle los labios al sacerdote. Sin culpa por la situación y azuzada por treinta horas sin sueño se desboca sobre el costado del representante de la Iglesia y bufa cuantos insultos acuden a su lengua, destacando sobre todos el de granuja, cabrón y sinvergüenza, pronunciados con ansia, con delectación, como si hubiera liberado una jauría de mastines que llevara dentro desde niña. No acierta el párroco a balbucear, ni a buscar los ojos de nadie como apoyo y sólo se entreoye: “si yo era por vuestro bien, por agilizar, por...” Y la Gertru más encandelada todavía proclama a los cuatro vientos que a su Torcuato no lo hace de menos nadie, ni vivo ni muerto, y que a la iglesia va aunque sea con los pies por delante, que es una frase hecha no demasiado bien traída, dadas las circunstancias.

El monaguillo retrasa el tercer toque más de cuarenta y cinco minutos. Los corrillos en la Plaza de la Iglesia comentan el altercado y lo aderezan con la sal del pueblo. Alguno se va aburrido a su casa y da por bueno el velatorio como cumplimiento y como pésame con la familia, pero son los menos. Ha venido mucha más gente que no tenía pensado hacerlo y engrosan las pláticas. Al pasar don Lorenzo las criaturas se callan. Va como alma que se lleva el diablo. Demudado y del color de las amapolas entre el sofoco del calor y el encare de la Gertru.

En la casa del muerto nadie osa decir palabra ni proponer solución al problema de la puerta. Al final es la madre del difunto, venida desde Mula en un taxi sin aire acondicionado, en mitad de la siesta del día anterior, la que toma la voz cantante y le exige a su actual marido, padrastro del finado, que tome cartas en el asunto y haga valer los pantalones. Al hombre aquello le viene grande y le cambia la tez como a los camaleones, entre el violeta y el bermejo, según le mira la murciana o el resto de la concurrencia, que si antes de la visita del páter eran unos treinta derramados por toda la casa, ahora se han juntado al menos cien vecinos. El señor se envalentona en un repente y se pone a dirigir a todo el mundo. Exige un mantón de la aceituna o un paño de matrimonio. A la Gertru le han dado calladera desde la ida del clérigo y sin mediar palabra asoma con dos mantas de cuadros azules que guardaba en el arca. El de Mula, que no es de Mula, sino de Atarfe, ordena a Casimiro, el funerario, que abra el cofre y todos se quedan azules al oír sus palabras. El arcón está refrigerado para evitar el hedor de los humores de aquel corpacho, por lo que Casimiro rebate la iniciativa argumentando que está prohibido por Sanidad tal apertura si no es en presencia del Juez o de algún representante de la Justicia debidamente acreditado en su defecto, que nadie entiende lo que significa exactamente, aunque no hace falta. Lo dice como sabiendo lo que dice y los presentes miran al hombrecillo de Atarfe con desprecio por haber intentado volcar la carga sobre unos paños y arrastrar el cuerpo por los pasillos hasta la acera. El calor es insoportable y al citar el hedor hace un rato, a casi todos se les ha puesto un tufo en la nariz que no saben bien si real o imaginario, hasta tal punto que, disimuladamente, se escabullen hasta los corrales o la calle, a través del gentío, y se oyen arcadas desde ambas direcciones.

Don Fidel, ya jubilado, ha sido durante decenios maestro en el pueblo y por sus manos han pasado el ochenta por ciento de los allí presentes y de los ausentes. Por ello se le tiene un gran respeto y se acude a él como hombre bueno en particiones y reyertas de familias. Sentado en un rincón desde las dos, ha permanecido en silencio e inadvertido, hasta que Manolillo, el Tuerto, ha reparado y dirigiéndose a él en voz alta le ha pedido consejo como portavoz de todos. Al septuagenario no se le ha debido pasar nada válido por las mientes, porque si no, conociéndole, ya hubiese aportado su sabiduría y su experiencia al asunto de Torcuato, que más sabe el diablo por viejo que por diablo, pero simplemente ha advertido que no se puede tolerar más la situación, considerando que la siesta está haciendo mella en el ánimo y en la temperatura de los cuerpos, y al decir cuerpos ha mirado de reojo al catafalco, una señora arca de pino que ocupa, descansada sobre dos empentas, más de la mitad de la alcoba, de la que han desaparecido la cama y las mesillas para dejar el hueco necesario, habitación que muestra su estrechez hoy más que nunca a los ojos de todo el pueblo. En ella hay una ventana que da al corral, bueno a un porche emparrado que se usa como cenáculo en las veladas del estío. Desde el otro lado de la ventana Aurelio, el hijo pequeño de la Gertru, habido en primeras nupcias, un chaval de once años, avispado y ocurrente, tras medir por encima con un metro de modista sacado de la caja de los hilos de su abuela, llamando a su madre desde el alféizar, y gritando para imponerse al barullo de la estancia en general, ha dicho:
- ¡Madre!, y digo yo... que por qué no sacamos a padre (llamaba padre al difunto sin que en realidad lo fuera) por la ventana del corral y luego lo pasamos por encima del bardal a la casa de Josefa, y desde su gallinero lo colamos al de doña Eustaquia, la del Durazno, que tiene los pasillos anchos y las puertas de dos hojas, y ya puestos que salga a la vía por la calle Real, donde tiene la fachada el caserón.
Mudos se fueron contagiando hasta el tranco la ausencia de palabras. El mocoso había dado la solución al problema al corroborar con el metro su intuición. Salió volando Casimiro hasta las casas contiguas para pedirles permiso a las dueñas, que no se podían negar ante un caso de tanta magnitud, y, azuzados por la ocurrencia, los mocetones del pueblo pidieron paso hasta el dormitorio y la parra, desencajaron las hojas de la ventana exterior en un santiamén, y entre catorce o quince lo izaron y atravesaron la bocana primero y luego, con otros esparcidos por los corrales vecinos, traspasaron las medianas de las casas y por fin alcanzaron la puerta principal de doña Eustaquia, la dueña del Durazno.

Así terminó un día largo en Callejones. Así se ganaron el apodo desde entonces la Gertru y su hijo Aurelio, y dejaron de ser conocidos por los muleros (por aquello de ser de Mula el segundo marido) para darse al bien ganado mote de Saltabardales.

lunes, 25 de mayo de 2009

PREMIO OBTENIDO

· ELENA JÓDAR GANA EL III PREMIO 'OROLA' DE VIVENCIAS

La autora Elena Jodar Lorite, de 37 años, nacida y residente en Barcelona, se proclamó vencedora del III Premio 'Orola' de Vivencias que promueve el escritor y editor donostiarra Fernando Orlando Olasagasti, según nota remitida por la organización.La vivencia ganadora se titula 'Te lo dejo escrito', todo un drama en 10 líneas, tratado con delicadeza, ternura y amor filial, con un final que rubrica toda la poesía que puede encerrar el paso de la luz de la inteligencia al apagón de la propia identidad.Elena Jodar es escritora amateur, licenciada en Geografía e Historia y trabaja en Museos como arqueóloga.El primer premio está dotado con 2.000 euros.

El Segundo Premio fue para Esteban Torres Sagra, nacido hace 45 años en Aldeahermorsa de Montizón y residente en Úbeda. Su vivencia titulada 'Amor sin epitafios' es una descripción poética, irónica y con mucho simbolismo de un estado de ánimo marcado por un desengaño amoroso.
Esteban Torres es funcionario del estado y es poseedor de una veintena de premios de Poesía.
Este galardón está dotado con 1.000 euros.

El Tercer Premio, dotado con 500 euros, fue para D. Carlos A. Sourdis Pinedo, de Barranquilla, Colombia, y residente en Madrid, por su vivencia 'La tierra prometida', en la que describe magistralmente la doble reflexión entre el espejismo de la felicidad ajena y el reconocimiento de la propia realidad.En esta edición han participado 498 autores, de más de 20 países, que han presentado 2.045 vivencias, con un incremento del 40% con respecto al año pasado.En el Jurado han participado los escritores y periodistas Santiago Aizarna, Adriana Davidova, Mitxel Ezquiaga, Francisco Loredo, Felix Maraña, Ignacio Sánchez Cámara y Fernando Orlando como Presidente.Como en ediciones anteriores, se publicará la Antología con 150 Autores y 150 Vivencias, cuya presentación tendrá lugar en Madrid el próximo otoño.(25/05/09)


AMOR SIN EPITAFIOS

Aquel hatillo de cartas que nunca guardé
en cajas recónditas de armarios confidentes.

El mechón surrealista que no quise
alojar para siempre en mi cartera...

Fotografías sin cámara al atardecer
que hubiesen acotado algún paisaje
en álbumes con lomos de ictericia.

La rosa trágica que no ha servido
de cadáver en un libro de poemas
y el anillo que no te regalé
con una grabación imaginaria.

No tenemos nada que devolvernos.

No dejaremos indicios que nos comprometan
y, al cabo de unos años, podremos
negar que nos quisimos.