IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA

IGLESIA DE SAN PABLO DE ÚBEDA
Iglesia de San Pablo (ÚBEDA)

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viernes, 21 de abril de 2017

PRIMER PREMIO DE POESÍA EN GERENA

Finalmente, en Relato de Adultos fue premiada Carmen Salinas Arrojo por “Haz el esfuerzo”. Recibió 165 €. Obtuvo accésit Álvaro Cueli Caro,  por la obra “Fernanda”. En Poesía, el ganador fue  Esteban Torres Sagra por el trabajo titulado “Sonetario de Objetos”, galardonado con el mismo premio en metálico. Miriam Soledad Zhapa Sisalima consiguió un accésit  por la obra “Surcos”, y diploma de finalista el gerenense Antonio Barril Caballero por “Los Tres Jinetes”.

Mi poemario "SONETARIO DE OBJETOS" ha sido reconocido con el primer premio de poesía esta misma tarde en el Centro Cívico de Gerena (Sevilla) en la modalidad de adultos, con 122 poemas presentados.
Aunque se me ve poco, estoy el tercero por la derecha
SONETARIO DE OBJETOS 

A UNA TALADRADORA

Artefacto de besos peculiares
a base de palancas y tornillos:
el vampiro moderno de colmillos
acerados, secretos, regulares.
Terror de las doncellas capilares
que adentran sus perfiles en tus brillos
de una en una, o en dos, o en cuadernillos,
y se dejan dos trozos circulares.
Serpentinas digieren tus mantecas,
suministro de guasas proletarias,
papelillos vomitas o defecas.
Extraña variedad de rumiadora,
asidua de las mesas secretarias,
en genuina catarsis limpiadora.

A UN LAPICERO

Piel de cono, en láminas presuntas,
de otras tintas columna precursora,
liada, como medida protectora,
en materia que cede al sacapuntas.
En el frágil manuscrito sombra untas
sobre el papel albino, donde mora,
a veces por siempre y a veces una hora,
según la voluntad de quien las junta.
En su espina dorsal carbonatada
todos los átomos del pensamiento
conjeturan los trazos del esbozo.
La Humanidad le debe su avanzada:
no hay teoría, o idea, sin nacimiento
en las aguas oscuras de su pozo.

A UNA IMPRESORA

Guiña su ojo verde y escueta parpadea
si sufre por mi parte el abandono,
entiendo que se queje y le perdono
la provocación y el gesto que plantea.
Con artefactos ineptos se codea
encima de una mesa, sin encono;
el último trabajo que le endono
la colapsa, la atribula, la marea.
Su alma es tinta guardada en un cartucho,
su cuerpo una bandeja que devora
el papel en paquetes de quinientos.
Prodigio incomprendido cuando escucho
el ruido intestinal de la impresora
en un folio plasmar mis sentimientos.

A UNA GRAPADORA

Quien casa cuando casa lo que casa
a golpe inesperado de pulpejo,
no puede casi nunca hacerse viejo
porque luego le pasa lo que pasa.
En su ataque de víbora sarasa
ayunta para siempre en su trebejo
papel original, o su cotejo,
con los hijos bastardos del Espasa.
Y como aquello dura lo que dura
si no aparece pronto el sacagrapas,
eterna se les hace la juntura.
Aunque a veces su acero inoxidable
con el tiempo se oxida en las gualdrapas
y consigue evitar lo inevitable.

A UN TECLADO

Sin el carro de bueyes circulares
que sujetan papel sin el rodillo,
sin cinta, sin los golpes al nudillo
cuando fallan las huellas dactilares.
Con las letras en los mismos lugares
que aprendimos a base de martillo,
sin los espacios huecos entre el brillo
de las teclas, sin muelles auxiliares,
sin palancas, sin sangría francesa,
sin atranque por múltiples resortes.
Se trata de un teclado que no pesa.
De mi vieja olivetti sin la casta,
perdimos glamur y ganamos portes
cuando trocaron su hierro por tu pasta.

A UN ROTULADOR FOSFORITO

Al pasar con su lúbrico cepillo
sobre espíritus de textos renuentes,
acelera el estudio para mentes
que persiguen la estela de su brillo.
Como un as en la manga para un pillo,
báculo para legos o invidentes,
se desangran sus tintas fluorescentes
sobre arroyos pintados de amarillo.
Y, frutal, la frescura de su aliento
almibara cualquier conocimiento
dando lustre a las ideas fugitivas.
Mas no abusemos de sus comitivas
y malgastemos tiempo en el preludio
en vez de dedicarnos al estudio.

A UNAS TIJERAS

Zancuda de la mesa de escritorio
con ojos de lechuza sin pupila,
verdugo que separa y que mutila
el sobre que servía de envoltorio.
Advenediza pieza de otro emporio
gestada en el negocio de la esquila,
el primer instrumento que se afila
cuando pone una piedra el consistorio.
Entre papeles blancos bailarina
si recorta inocentes monigotes
para ingenuas espaldas de oficina,
peligrosa en la mente malandrina
si al gato le aligera los bigotes

o coge por rehén a una gallina.

domingo, 16 de abril de 2017

PRIMER PREMIO EN LAS JUSTAS POÉTICAS DE LOSCOS



Mi romance de ciego "A LA LUZ TENUE DE LAS TEAS" ha sido proclamado como vencedor de las IX JUSTAS POÉTICAS EN HONOR DEL VENERABLE FRAY DOMINGO ANADÓN.

Mi más sincero agradecimiento a la Asociación TRASSIERRA por el trato exquisito que nos han dispensado, pendientes de todos los detalles, y por esa cena "exaltación del adobo" de la que hemos dado tan buena cuenta.

Mi enhorabuena también a los demás poetas finalistas.

A LA LUZ TENUE DE LAS TEAS. 

Para despertar magines
al resol de las leyendas
que redecoran semblanzas
en las noches sin estrellas
bajo antorchas encendidas,
a la luz tenue de las teas…

Para avivar fantasías
y regocijarse en ellas,
y revivir sus andanzas
en las estrofas eternas
¡oigan lo que va a contarles
este ciego que ve a medias!

Es la historia de Anadón,
el limosnero en Valencia
del convento dominico,
fray Domingo por más señas,
el mejor hijo de Loscos,
¡no se vayan de esta iglesia,
señoras y caballeros,
asociados de Trassierra,
sin atender los romances
donde se glosa su herencia!

De caridad y servicio
ejemplo siempre sin tregua
para esbozar sus hazañas
¡despejen bien las orejas,
el alma dejen a oscuras,
cual noche de luna nueva,
y paladeen las estrofas
del trovador que las cuenta!

Con un millar por delante
corría el quinientos treinta
cuando en la calle El Moral,
en una familia sin renta,
nació Domingo Anadón,
el de mirada serena,
el de espíritu admirable,
el refugio de las penas.

Huérfanos pronto quedaron
los ocho hermanos que eran,
con un breve pegujal
llamado estajo de ovejas
al cuido del venerable
en los prados de la Sierra.


Pastorcico con su hermano
pronto lo llamó la letra
y quiso acercarse a Dios
a través de sus profetas
para entregarse de lleno
a repartir sus prebendas.

Oración y misericordia
como norma y como lema
le hicieron imprescindible
entre los siervos de gleba,
entre los monjes hermanos
y hasta en la propia nobleza.

Se le atribuyen milagros
generosos por doquiera:
multiplicaba los panes
para paliar las miserias
y curaba a los enfermos
que acudían a su vera.

O en el paraje de los Olmos
cuando con su cayado en tierra
afloró una fuente inagotable,
la que nunca se vio seca.
Y falleció el Venerable
una velada en Valencia
tras setenta y pocos años
mitigando la pobreza
de los más menesterosos,
de humilde naturaleza,
en olor de santidad,
aceptando la encomienda
de profesar la limosna
y remediar las tristezas
tras recibir la visita
del santo Juan de Ribera.

Y entregó su aliento a Dios
aquella misma vesperta,
con la oración en los labios
aquilatando sus creencias,
con la sonrisa en el rostro
y en su entraña la entereza
de haber cumplido el encargo
hecho por la Providencia.

Y aquí se acaba la historia,
a la luz tenue de las teas,
del dominico de Loscos,
fray Domingo por más señas,
el Venerable Anadón,
en las estrofas eternas
que acaba de relatar,
con ilusión y torpeza
a partes proporcionales,
este ciego que ve a medias.